¿Qué sabes de cordillera?


A continuación les presentamos el relato de Jorge Concha Fuentealba, joven Guardaparque transitorio e Ingeniero en Recursos Naturales, que se internó en la Reserva Nacional Ñuble, con la firme convicción de encontrar la población de Huemules más septentrional de Chile, distanciados por más de 400 kms de distancia con las poblaciones australes.

El ecosistema de la Reserva

Habitar la cordillera de los Andes y vivir su complejidad, es un reto para cualquiera que sube a encontrar aventuras o su destino, pero después de haber comprendido su incalculable belleza, se hace imposible no querer retornar, para calmar el espíritu o rearmar la conciencia.

Debido a presiones internacionales, este sitio, junto a otros cercanos fueron declarados Reserva de la biosfera, por ser un corredor biológico de especies amenazadas y una zona de transición de dos regiones climáticas, como son los ecosistemas áridos del norte y los bosques templados húmedos del sur, un punto caliente en biodiversidad a nivel mundial. Esta reserva se destaca también por poseer un bosque nativo del Genero Nothofagus como es el Robre, Coigue, Lenga y Ñirre asociados a otras numerosas especies de flora.

La bienvenida la dan las Cachañas, que instaladas en los añosos manzanos daban cuenta de la ruta que precisaban los arrieros, cruzando esteros, rodeando cerros y marcando el paso del ganado que por años se comercializó con Argentina antes que la reserva fuera reserva.

Sufriendo una gran presión en todo el Valle Hermoso, donde se deforestó para hacer carbón, se quemó para dejar espacio a miles de cabezas de ganado y se volvió a quemar año a año con el fin de obtener los tiernos brotes del coirón que les servían de alimento.

En la actualidad, sigue siendo una ruta de comercio con el país vecino, pero esta vez, por medio de dos arterias de Gas y Petroleo que cruzan la zona y que llegan hasta Concepción. Una cicatriz que se divisa a kilómetros de distancia y que vinieron a fragmentar aún más la población de Huemules.

No fueron pocos los incendios naturales que subieron hasta las rocas más altas de estos cerros y que solo el invierno pudo apagarlos.

El esquivo huemul

Los escasos avistamientos que han registrado los guardaparques, han sido a lo menos a una distancia de 200 metros , obteniéndose material fotográfico gracias a la instalación de cámaras trampa, ubicadas en las cumbres de cerros, en gran medida por ensayo y error. Lo que solo la experiencia en la instalación, da luces de rutas que suelen trazar estos animales en su constante asenso y descenso en los meses de invierno.

Luego de un tiempo de desarrollar las cotidianas labores de guardaparque, tocó realizar una prospección de Huemules al centro de la Reserva, precisamente en el Cerro el Sol, que bien tiene puesto su nombre. Fueron varias las horas de caminata, atravesando la densa Quila y las Pimpinelas que iban quedando en la ropa, siempre atentos a los ruidos y huellas.

La misión era retirar las cámaras trampa, instaladas hace unos meses, en la cumbre del cerro. Donde años anteriores se habían registrado algunos ejemplares en los meses de invierno. Los paisajes que se pueden encontrar en la ruta escapan de toda imaginación. Donde la contemplación es suficiente para seguir más adelante en la ruta.

El panorama no es alentador para los Huemules, las amenazas constantes los tienen escondidos, en los lugares más inaccesibles y profundos de las más de 77.000 Has de Reserva. Siendo el humano el principal factor en la desaparición de esta especie, con medidas de protección insuficientes para el grave problema de conservación que posee.

No hubo registros ni avistamientos esa temporada y el retorno fue más bien triste, al comprobar lo difícil que es encontrar este enigmático y frágil animal que necesita los lugares más prístinos de nuestro territorio para poder desarrollarse, que en tiempos de bonanza come las tiernas flores que siembra la cordillera y en los crudos inviernos no come más que la corteza de los arboles añosos que mantienen con vida a todo un complejo ecosistema, donde conviven aves, árboles, arbustos, flores, reptiles, anfibios, hongos, bacterias y microorganismos formando diferentes asociaciones y manteniendo un equilibrio en la descomposición y regeneración de bosque.

Qué sabes de cordillera, más que un enrostramiento a la ignorancia de los sufrimientos que se viven en la cumbre, es un mate amargo que está servido para el que quiera tomarlo.

Por: Jorge Concha Fuentealba. Ing. Recursos Naturales.

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