Al tener la necesidad tanto terapéutica y estética, de poder contemplar plantas en nuestro balcón, con mi familia comenzamos a restaurar una jardinera que existe fuera de nuestro departamento moderno. Escaso en espacio útil para este tipo de cosas.
Estas jardineras se encontraban con tierra lavada sin nutrientes y unas plantas ornamentales enfermas con plaga de «chupón». Esto fue hasta mayo de este año. Desde ahí decidimos que los restos orgánicos de nuestros alimentos fueran depositados ahí y que la lluvia y los organismos degradadores hicieran el resto.
Paralelamente en la Feria de Collao, compramos una Nalca y la trasplantamos en la jardinera. También plantamos especies de plantas de hojas suculentas.
Ya entrado la fase final del invierno, sembramos semillas de lechuga, perejil y rabanitos. Los cuales en septiembre comenzaron a crecer y ahora se encuentran con vainas que contienen semilllas.
El experimento – terapia, ha dado buenos resultados. Hemos recuperado un área, que por muy menor que sea, se ha convertido en un micro-ecosistema, donde cohabitan insectos y plantas, al igual que plagas como la del caracol , la cual ha sido devastadora con una planta de zapallo, la cual hicieron desaparecer.
La idea desde un principio fue elevar el sitio degradado a un estándar mayor. Correspondiendo a una primera fase o estadio de restauración. Esto se ha logrado con muy pocos recursos. Esto es un primer paso.